Después de los últimos acontecimientos que están ocurriendo en este país, creo que se está llegando a una situación un tanto «delicada». Un Estado no es más que la plasmación efectiva del contrato social. Como contrato social entendemos (según wikipedia):
El contrato social es un acuerdo real o hipotético realizado en el interior de un grupo por sus miembros, como por ejemplo el que se adquiere en un Estado en relación a los derechos y deberes del estado y de sus ciudadanos. Se parte de la idea de que todos los miembros del grupo están de acuerdo por voluntad propia con el contrato social, en virtud de lo cual admiten la existencia de una autoridad, de unas normas morales y leyes, a las que se someten.
Y me pregunto yo, ¿qué es autoridad? (según wikipedia):
La autoridad es el prestigio ganado por una persona u organización gracias a su calidad o a la competencia de cierta materia. La autoridad suele estar asociada al poder del estado.
Y me pregunto de nuevo, ¿ha demostrado este gobierno algún tipo de prestigio, algún tipo de calidad? En las profundidades de los conceptos del pacto social, uno de los padres del contractualismo (y por ende del Estado) dijo lo siguiente:
Pacto. Para garantizar una vida digna y pacífica, los individuos ceden sus derechos a un soberano (o grupo de soberanos), pero teniendo en cuenta que tal cesión no es perpetua ni irrevocable. Locke reconoce así el derecho a la rebelión si el soberano no cumple con los límites de lo pactado.
Es más, si nos remontamos hasta el siglo XIII, podremos encontrar una definición que podría ajustarse fielmente a la realidad (Santo Tomás de Aquino):
Tirano es quien desprecia el bien común y busca el bien privado: “se ha de proceder contra la maldad del tirano por autoridad pública”
E incluso una solución:
“Cuando la tiranía es en exceso intolerable, algunos piensan que es virtud de fortaleza el matar al tirano”
Si traemos el concepto de tirano a un contexto más actual, buscándolo en el diccionario de la RAE, nos encontramos con que un tirano es:
2. adj. Dicho de una persona: Que abusa de su poder, superioridad o fuerza en cualquier concepto o materia, y también simplemente del que impone ese poder y superioridad en grado extraordinario.
Con todos estos antecedentes, no cabe sino tener una pequeña preocupación acerca del presente y del futuro más inmediato. A partir de ahora hablaré bajo mi más estricta opinión personal.
Es peligroso vivir en un Estado en el cual no existe respeto por la autoridad ni por las instituciones. La credibilidad de los partidos políticos ha bajado a un punto que hay gente que reflexiona respecto a las posibles diferencias entre un Estado de Derecho y un régimen autoritario. Algunos me hablarán de los derechos de reunión (cada vez más limitados), de la libertad de prensa (al servicio del poder) o de la libertad de manifestación (estrictamente regulada y controlada para que tenga la mínima relevancia posible). Otros podrán hablarme de la separación de poderes (que se hace efectiva cuando son los políticos quienes eligen a los miembros del Tribunal Constitucional), de la transparencia en la gestión (que se plasma en el nombramiento de los miembros del tribunal de cuentas, que es quien tiene que controlar las acciones de los partidos políticos, a antiguos miembros de estos partidos políticos), o de la efectividad del sistema penal (que vemos cómo sirve para indultar a un banquero, hecho que provoca que «casualmente» en fechas posteriores, este mismo banco perdone una deuda a ese partido político).
Por tanto, insisto, la situación se está tornando complicada, la gente no respeta las instituciones, la corrupción campa a sus anchas, la policía está cada vez más cuestionada y la gente está cada vez más cabreada. Cuando una persona no tiene nada que perder, sale a la calle a quemar cosas, eso ya lo sabemos todos. Ya sabéis que me gustan los audiovisuales, así que os dejo algunos ejemplos:
Policía paramilitar
En España, el protocolo de intervención del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil obliga a disparar contra las extremidades inferiores, a una distancia mínima de 50 metros y con previo rebote en el suelo.
Paramilitar o paramilitarismo, se refiere a organizaciones particulares que tienen una estructura y disciplina similar a la de un ejército, pero no forma parte de manera formal de las fuerzas militares de un Estado. Las organizaciones paramilitares, pueden o no, servir a los intereses del Estado y generalmente están fuera de la ley. Dentro de sus miembros pueden estar fuerzas policiales, mercenarios, integrantes de escuadrones de asalto o grupos de seguridad privados.
Ilustración gráfica:
Ejemplo de credibilidad en la prensa
(comparativas de dos periódicos con la misma situación, subida del IVA)Credibilidad de ABC
Credibilidad de La Razón
Y para el final, hemos dejado lo mejor, la credibilidad política que tiene el actual gobierno de Mariano Rajoy:
Credibilidad Política
¿Qué queda después de ver/oír todo esto? Pues que el actual gobierno de Mariano Rajoy está dirigido por un tirano que no tiene legitimidad puesto que ha incumplido escrupulosamente todos y cada uno de los preceptos que dijo que iba a realizar. El pueblo no se siente representado por el gobierno que tiene, el pueblo está empezando a cuestionar las autoridades judiciales, a cuestionar la autoridad de la policía e incluso a cuestionar la viabilidad y idoneidad del sistema democrático. Lo de tirano, no lo digo de forma gratuita, unas medidas de este calibre que afectan no solo a nuestro futuro sino al de nuestros descendientes, deben ser consensuadas por el pueblo y no impuestas por un gobierno supranacional para poder garantizar los depósitos que se han realizado para salvar de la quiebra a la banca española. Los ciudadanos debemos elegir si queremos estas medidas. Ya está bien de que tomen decisiones en nuestro nombre porque presuponen que los ciudadanos no sabemos las repercusiones de las mismas, ya está bien de embargar nuestro futuro, ya está bien de hipotecar nuestro bienestar, ya está bien de privilegios políticos, ya está bien de privilegios bancarios, ya está bien de retórica y de eufemismos para no llamar a las cosas por su nombre, ya está bien de reírse del pueblo, ya está bien de mearse sobre la dignidad de los españoles.
Ya está bien de todo esto, ya está bien.