Prostitución de principios, ilusiones por euros.

He sido votante de Izquierda Unida. He votado a este partido en casi todas las ocasiones en las que he tenido oportunidad. Nacionales, andaluzas, europeas y hasta les he votado con su anterior candidato para el Ayuntamiento de nuestro pueblo. Sin embargo, estas últimas elecciones andaluzas ha sido la última vez que he cometido el error de votar a este partido. Lo tengo decidido.

Me avergüenza ver la casta de la que está hecha la clase política que pulula por nuestro país. Desde esta pequeña tribuna, quisiera hacerle una pequeña pregunta a los dirigentes de Izquierda Unida: ¿cuál es la legitimidad de vuestro partido para pedir el voto si durante todas las elecciones os habéis llevado criticando al PSOE y su modelo de gestión, su acercamiento a la derecha, su culpabilidad en el modelo de bipartidismo, su pérdida de principios fundacionales; y os ha faltado tiempo para pactar con ellos con el manido argumento de “parar a la derecha”?

Ya os respondo yo: ninguna.

Tenéis la misma legitimidad y clase que el PSOE que critica al PP pero que sin embargo, hasta hace poco había pactado con él para gobernar en el País Vasco, la misma que el PP, que critica al Izquierda Unida y luego pactó con esta formación para gobernar en Extremadura y en varios ayuntamientos, o la misma que Izquierda Unida que criticó al PSOE y luego pactó con este partido para gobernar en Andalucía. La misma historia de siempre, en todos sitios.

Como diría Marx, (Groucho, que no Karl) “estos son mis principios, si no le gusta, tengo otros”. Como honrosa excepción, debo nombrar a Sánchez Gordillo que ha sido el único de Izquierda Unida que ha tenido algo de dignidad absteniéndose en la investidura de Griñán, hecho que le ha costado un “toque de atención” por parte del partido, algo que habla de la libertad de pensamiento que proclaman humorísticamente como seña de identidad. En el extremo opuesto tenemos a Valderas (el cual no es más que un cadáver político) diciendo que aprueba los recortes por «imperativo legal», lo que hizo reír hasta a sus propios compañeros de partido y ha provocado que se esté debatiendo acerca de una refundación de este partido desde sus bases con la posibilidad de que haya una sedición en sus filas, lo que le faltaba ya a Izquierda Unida…

Los partidos políticos actuales (PSOE, IU y PP) no son más que asociaciones privadas que harían LO QUE SEA para poder llegar al gobierno y tener cotas de poder. Traicionan sus principios, trafican con las buenas voluntades de sus ingenuos votantes y se prostituyen para poder alcanzar puestos y sueldos públicos, de esto ya hemos visto más de uno.

Ante esto, me gustaría reivindicar el voto «indeciso». Es decir, el voto para aquella formación que más nos guste o que menos nos disguste en cada momento. La disciplina de voto, por mucho que nos digan, solo existe para los parlamentarios, no para los electores. El que cambia de partido en cada legislatura no es un «chaquetero», sino una persona que valora la labor de los partidos políticos en cada momento. Si alguien tiene el «valor» de llamar chaquetero a un elector por este motivo es que no ha conocido la ética y porque hace gala de un cinismo exacerbado dado que como hemos visto antes, los más chaqueteros son los propios partidos políticos que pactan lo que sea, con quien sea, al precio que sea, para tener cotas de poder.

El voto fijo, sirve, por ejemplo, para que partidos que no tienen programa electoral, que no dicen lo que van a hacer en las próximas elecciones lleguen al poder con mayoría absoluta, incumpliendo además aquellos únicos preceptos que no habían tenido más remedio que concretar mínimamente. Parémonos a pensar un segundo qué pasaría si todos los partidos políticos supieran que no tienen ni un solo voto asegurado, sino que tienen que ganárselo legislatura a legislatura. Mi corta imaginación me hace sospechar que no tendrían tanta desvergüenza de cometer algunas de las atrocidades que  realizan diariamente como usar un coche oficial para ir a una peluquería (coche oficial que pagamos todos).

Como idea final decir que para mi humilde opinión, la clase política es el verdadero cáncer de España. La incompetencia manifiesta, la corrupción generalizada y admitida, la inmunidad de las acciones políticas y ya incluso hasta la malversación de fondos por parte del Presidente del Tribunal Supremo (y por ende del Consejo General del Poder Judicial) para irse a hoteles de lujo de Marbella. Será que Churchill tenía razón cuando decía que:

Cada pueblo tiene el gobierno que se merece

Por tanto decir que me siento desencantado general de la política y de la clase política española mucho más. Han llevado este país a una ruina, con pérdida de soberanía incluida mientras que al pueblo llano se le exprime a impuestos y ellos viven de pensiones vitalicias (aun siendo corruptos) y con lujos y actitudes intolerantes e intolerables, propias de sistemas totalitarios.

Cuando os pidan el voto, sabed que no se preocupan por ti, sino por ellos.

Comenten.

P.D. Como apunte final, os recomiendo un libro muy interesante llamado «La casta autonómica: la delirante España de los chiringuitos locales» de Gabriel Cruz y Sandra Mir, donde se habla de todos los chanchullos y triquiñuelas que se hacen en Ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas que provocan que nuestro país esté como está, contándolo además en clave de humor (al mal tiempo…). Muy recomendable.

Os dejo enlace de compra a La casa del libro.